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Universo Paterno: Rubén Barrios Rodríguez

Rubén Barrios Rodríguez es un artista visual barranquillero que trabaja con la fotografía, el videoarte, el performance, los dibujos y el archivo. Su obra cuestiona las percepciones machistas y explora su subversión, para repensar los simbolismos de lo masculino, heterosexual, homosexual y queer.

En esta entrevista hablaremos sobre su producción artística en relación a esos archivos familiares donde pretende redefinir las narrativas sobre la masculinidad desde una perspectiva disidente. Barrios recurre al archivo de su propia historia familiar para construir otras relaciones posibles con los documentos, el arte y todo aquello que en su representación se ha construido bajo la heteronorma, fomentada por los valores tradicionales de la hipermasculinidad en sociedades conservadoras del Caribe colombiano y América Latina.

Celebración de Matrimonio, 1956. Fondo Rubén Barrios Rodríguez, Archivo Edita.

Las imágenes de archivos fotográficos familiares son imprescindibles para la construcción del relato de la familia, de ahí su utilidad. Sin embargo, cuando son tomadas en consideración por un artista o profesional del arte para resignificar su representación y materialidad, es cuando estos objetos se convierten en parte de una creación intelectual, como hiciste en tu obra SUBVERSARIO. Una propuesta artística que incluye una serie de piezas entre videos, collage y archivos que abordan las prácticas queer vinculadas al objeto mismo como extensión del cuerpo. ¿Cómo llegó a ti ese interés de que, por medio de las fotografías y documentos de tu archivo familiar, pudieses tejer un relato en reflexión al género?

Nace como un interés por lo estético del objeto, en cómo están compuestas estas fotografías del archivo familiar; el color, la textura del papel, el estilo de otra época. Estas características físicas fueron las que inicialmente llamaron mi atención para mi investigación. Con el paso del tiempo, empecé a desarrollar un ejercicio de observación en el cual descubrí el potencial de lo representado, por ejemplo, el oficio de la costura, el fútbol, las vestimentas y otros condicionantes en las construcciones identitarias heteronormadas. Entonces, en esa medida, para mí es muy importante hablar de esta exploración del archivo, porque fue ahí donde pude analizar cómo se empiezan a gestar estas formas de identificación en estas corporalidades en relación a las ideas de género, de masculinidad, de feminidad, de lo que socialmente es aceptado y lo que no, trasladadas en el registro fotográfico de mis abuelos, de mi padre y finalmente de mi mismo.

Pistolera (Carnaval de Barranquilla), Intervención digital, 1948. Fondo Rubén Barrios Rodríguez, Archivo Edita.

La primera parte de este proyecto corresponde a los archivos, donde se encuentra una colección de documentos gráficos de tus abuelos llamada "Universo Paterno". Coméntanos más sobre este acervo que estás conformando. ¿Qué son para ti los archivos y qué lugar ocupan ahora mismo en tu obra?

El proyecto Subversario se divide en dos partes: Archivos y Bestuario. Respecto a Universo Paterno, es el nombre que le doy a esa parte de la colección de archivos que provienen de la familia de mi padre. Ellos, mis abuelos y tíos, me han ayudado a recolectar estos objetos entre relatos y anécdotas. En cambio, por el lado de mi madre hay grandes ausencias de registros como los que he venido estudiando. Esto nos habla precisamente de otra realidad donde la pobreza era parte de sus vidas. Los pocos objetos maternos (si así puedo llamarlos) son más recientes, y sus apariciones me han hecho repensar la importancia de preservar el archivo desde su presente más inmediato. Ese ejercicio de archivar empieza a tomar otras particularidades, mucho más allá del resguardo, para consolidarse desde otros lugares y afectos. Como decía, las anécdotas que también escuché de mis familiares, ese conversar y todo ese diálogo, también es archivo. La memoria en sí misma lo es y funciona de la misma manera que el cuerpo.

En estos objetos está muy presente el retrato y la foto familiar, que representan claramente una época con diferentes dinámicas sociales. Sin embargo, podemos indagar en su materialidad para reconocer que son testimonio de la evolución de la fotografía en el Caribe colombiano. Hemos visto que algunos de tus documentos llevan el sello en seco de Foto Tepedino, uno de los primeros estudios fotográficos dedicados al retrato en la ciudad de Barranquilla. ¿Tienes en cuenta estos aspectos históricos para tu proceso creativo y de investigación?

El uso generalizado de la fotografía fue protagonista del momento de auge social y económico que atravesaba Barranquilla. La migración proveniente de Europa y de países árabes hizo posible que todas las innovaciones que se estaban llevando a cabo allá fuesen una realidad en esta ciudad. Domingo y Miguel Tepedino, de origen italiano, trabajaron desde muy jóvenes en el estudio fotográfico Grimaldi, otros grandes pioneros en el retrato fotográfico para las masas. Allí dieron sus primeros pasos en el procedimiento fotográfico de revelado y retoque, y luego ganaron renombre con su propio estudio. Sus fotografías son testimonios del desarrollo de la fotografía en Colombia y las considero un valor agregado a los objetos de mi archivo familiar. Aunque no hago ninguna jerarquía entre objetos, para mí todos tienen el poder de comunicar.

-T̶a̶c̶h̶a̶d̶o̶, Intervención digital de poster de equipo de fútbol para el proyecto SUBVERSIARIO, 2020. Archivo del artista.

¿Crees que, a nivel simbólico, estas fotografías de tu archivo familiar se alteran para siempre en el momento en que fueron utilizadas para insertarlas en tu obra, ya sea en videoarte, collage o instalación?

Absolutamente, las fotografías de mi archivo familiar, específicamente en este proyecto de Subversiario, alteraron esos lugares o espacios que estaban presentes en ellas, porque permitieron conectarme con una historia que no viví, pero que es parte de un relato familiar dictado por ciertas configuraciones pensadas en el género. Para mí, alterar estas imágenes es el instrumento donde puedo empezar a construir y deconstruir mis propios símbolos. Es por ello que este proyecto se va transformando en sonidos, videos y objetos que van adquiriendo materialidad.

En Archivo Edita estamos creando una colección digital con diversos fondos provenientes de donaciones. Nuestro objetivo es el rescate de documentos gráficos y audiovisuales relacionados con las diversas representaciones del Caribe a través de la producción artística que se ha desarrollado en la región. También tenemos un especial interés por los archivos de arte de los artistas costeños, ya que a través de ellos es posible estudiar al artista y su obra a un nivel más amplio. Se entiende que tus documentos y registros familiares son parte de ese archivo de arte. ¿Cómo consideras que tu archivo de artista contribuye en cierta manera a pensar la región del Caribe colombiano de manera diferente?

Mi archivo de artista, más que contribuir a pensar el Caribe de forma diferente, es un llamado a revisar también esos lugares particulares como el mundo de los archivos per se. En ellos hay micro-universos que, evidentemente, están conectados por aspectos sociales, políticos y todos esos procesos históricos que nos han condicionado desde un Caribe plagado de utopías y ficciones. Es necesario expandir y subvertir esas narrativas que son parte de esa historia hegemónica que nos invisibiliza.